He tenido días mejores
ahora mismo he repasado la cantidad de veces que he tentado a la suerte
y esta no es una de las muchas en las que salgo ilesa
probablemente uno se va haciendo inmune tanto física como mentalmente
a todo aquello que nunca fue capaz de quitarle el aliento
o de dejarle toda una noche llena de insomnios.
Las letras ahora han dejado de lograr ese cometido:
hacer el dolor más llevadero, la carga menos pesada,
y le cuerpo se va cansando cobrándote factura por tanto
que has echo y desecho, algunas más que otras.
Te has roto y vuelto a armar tú sola tantas veces
que ya no es de admirarse o sorprender porque perdiste la cuenta
la noche en que sentada frente a la fogata, tus manos buscaban
el calor de alguien más y tuvieron que calentarse solas.
Aquella noche que acostada en esa cama envuelta de miles de cobijas
nadie vino a quitarte el frío, tampoco la vez que te empapaste con la lluvia
porque nadie estaba ahí para ofrecerte un paraguas o guarecerte de las gotas.
Has pisado muchas veces las mismas grietas que se abren a tu caminar,
sin embargo no te impiden ver la luz al final del túnel,
te quedas parada una tarde cualquiera a contemplar el horizonte
sabiendo todos los colores que aun faltan por colorear,
esas viejas sensaciones de bienestar tienen que ser ciertas.
¡Demonios! mil veces apostaría por una sonrisa cálida,
un abrazo que todo lo cure y los cientos de veces que
un buen café con la mejor compañía es el remedio para todo mal...
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