Soy todas las veces que llené mi rostro de una sonrisa fingida,
otras más en las que me quedé callada cuando tenía tanto por gritar
y mis lágrimas se escondieron en medio del caos,
ahora he contado mis equivocaciones y me faltan dedos.
También se colaron uno que otro recuerdo de las veces que he sido feliz,
tantos insomnios envuelta en esas cobijas dando vueltas,
cuando a mitad de una canción me he vuelto a callar por miedo a desbordar,
aunque siempre he preferido ser elocuente, me gusta más mi otra versión.
La que no teme estallar en mil pedazos porque ya ha pasado por ello,
esa que la gente odia por siempre estar con cara de enfado,
pero a la que yo tanto amo pues es mi versión más real, leal,
que se asoma entre la mañana y tiene que esconderse tras un escritorio.
Esos vacíos que dejaron a su paso todas las personas que se han marchado,
las nuevas páginas que esperan ser escritas por gente nueva,
los bailes a mitad de la noche que te dejan el alma entera
reconstruyendo cada pedacito de vida que había sido olvidado.
Las resacas a las 6 de la mañana que te tienen vuelta añicos,
un sinfín de veces en las que los mensajes no eran suficientes
y necesité que alguien viniese a rescatarme con un simple abrazo,
esos miedos que se han quedado a mi paso y no se han vuelto a mencionar.
Y soy también las veces que me he vuelto más fría para no perder la razón,
decidida a no esperar lo mismo que doy y defraudada por los resultados,
siempre con los pies en la tierra y la cabeza en el cielo
sigo escribiendo como esperando que me siga salvando después de tantos años...
No hay comentarios:
Publicar un comentario