martes, 21 de mayo de 2019

Intentar e inventar

Quiero intentarte
como el sol por la mañana pretendiendo colarse de entre la ventana,
o el columpio que mece la inocencia de los niños por la tarde,
una copa de vino a plena luz de luna, el tiritar de la noche fría,
la plena calma de un atardecer en el sonar de las olas.

Por todos los lugares que he frecuentado sin que dejen huella
y todas las personas que han pasado sin rastro de su esencia,
por cada día con un vacío creciente
y cada noche con insomnios o una que otra pesadilla.

Quiero inventarte con unos hoyuelos en cada extremo de tu sonrisa,
y la inexplicable manía de ver en mi la magia de un nuevo día,
una buena oportunidad de abrazarte y abrazar nuestros defectos,
los errores que nos hacen un poco más humanos y menos perfectos.

Y que nuestros colores formen un arco iris con formas distintas,
los aromas de nuestros cuerpos se dejen vencer bajo las sabanas,
en medio de la cocina o encima de un viejo sillón,
saboreando nuestros besos ya cansados de tanta espera.

Quiero terminar mis días abrazada a tu espalda,
ser el ancla que mantiene a flote todas esas ganas que nos tenemos,
la razón por la que te levantes cada día con una sonrisa
y te acuestes cada noche sin miedos ni incertidumbres.

El resplandor de las luces tardías bajo los portales,
y esa melodía que te baila al compás de mi recuerdo,
en aquél viejo café donde nos tropezamos y reconocimos,
las tardes de verano donde el viento te despeina la tristeza.

Saber que después de tantos caminos
a lo lejos se vislumbra la mano que inconscientemente
va encontrando mis pasos un poco torpes y cansados,
y esos ojos que me repiten que al fin llegue a casa...








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