martes, 9 de abril de 2019

Caos

De nuevo el caos ha entrado en mi vida para instalarse: mi cabello enredado 
y sin chiste lo sabe, mis kilos de más también han retornado, 
incluso mis manos se sienten ásperas y frías; aunque no es difícil de adivinar
cuando la única respuesta que se me ocurre es que nunca se había ido del todo.


Son de esas tantas cosas que tengo constantes y para lo que de verdad soy buena,
hay días en los que las palabras sobran y los gestos me delatan;
es como repetir una canción un millón de veces en la cabeza y que no logres entender,
y sueñas con un ángel al que ahora le ha dado por desconocerte y es que,
¿como no hacerlo? si después de algunos años estas lejos de ser la niña que cantaba
bajo la sombra de un árbol aprendiendo a entender a Zoé.


Quien te iba a decir que añorarías las tardes en que después del colegio
te tumbabas en el sillón hasta quedarte dormida
y ya en la noche la tarea que parecía no tener fin podría resultar tan fácil,

con las mañanas por delante y tus amigos esperando, lo de menos era despertar.

Tu rostro a estas alturas ya va reflejando el cansancio por la monotonía
por no ver nada nuevo con el pasar del tiempo, ni emocionarse con cualquier letra,
canción, aroma ni textura, ya son más de las 11 cuando el sueño te ha vencido
decidiendo que mañana si tendrás ánimos para sonreír
porque hoy simplemente no quisiste fingir, ya te has acostumbrado a ello.


Se repiten sabores y sin saberlo te vuelves víctima de ello,
ya no basta con lo que un día te pudo haber hecho feliz
porque así como las mariposas tienden a atravesar por una etapa para desarrollarse
tú también lo haces, el problema es entender en cual paso te encuentras al despertar...








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