sábado, 8 de septiembre de 2018

Daño colateral

Ahora mismo estas perras agruras que traigo me recuerdan que siempre que amo algo termina haciéndome sufrir, arrepintiéndome del haberlo hecho pero ¿qué es la vida si uno no hace lo que ama? ya sin importar el que te correspondan de la misma forma, porque ahora las personas son más efímeras que un suspiro y sus sentimientos se desvanecen al compás de sus conveniencias.

Entonces ahora que más da si me fumo uno o dos cigarros mientras recuerdo todos los momentos donde mi sonrisa me delataba y yo era la niña más feliz del mundo al tenerlo conmigo, que importa que mientras me bebo una copa de whisky encuentre su rostro dibujado en las gotas que caen del vaso, y mientras escucho la música a lo lejos, recuerdo lo bien que nos veíamos bailando al unisono, como si nuestras almas hubieran estado destinadas a encontrarse.

Vuelvo de entre los muertos y mi mente me traiciona recordándome que ya no soy yo la que le arropa cuando el frío densa y solo existían nuestros cuerpos para cobijarnos, indiscutiblemente su felicidad no era a mi lado, pero es tan difícil explicárselo a este terco corazón que aun (absurdo) piensa que volverá ya sin tanto embrollo, sin tantos peros, y todas esas tonterías que nos hacían discutir una y otra vez.

Y resulta tonto pero creo que mi cuerpo ha reaccionado a tanto agujero que dejó dentro de mi corazón, he tenido días malos y por más que intento que mi sonrisa se torne real, que mi mente ya no divague a la hora de ponerle rostro a mi felicidad, hay un sinfín de efectos colaterales que cedió al momento de marcharse, y por más que he intentado suturar cada herida, siempre hay algo que no me deja, y entonces termino por no tocar más esa parte de mi vida que aun a lo lejos duele.

Nuevamente me levanto dispuesta a todo y resulta de una manera distinta el olor a café nuevo, a césped recién podado, mis manos ahora han tocado el cielo y por fin empiezo a creer que por más vueltas que de la vida, siempre habrá personas, lugares nuevos, esperando por una nueva oportunidad.

La vida es eso que pasa mientras tu te quedas esperando que lo haga, me repito mil veces, al mismo tiempo que me quedo convencida que aunque volviera, ya no sería el mismo del que me enamore, es lo más cercano a un curita que me he puesto dentro.

Las marcas internas también son señal de todas las batallas que hemos podido superar a lo largo de nuestros días, y ¡que alivio!, lo importante es nunca salir igual que como te dejaron, pues ahí radica la importancia de nuestras lecciones.



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