viernes, 17 de agosto de 2018

Contrastes de la vida

Dudosa ante las siguientes letras
me hallé escarbando todos esos recuerdos que alguna vez formaron una sonrisa 
de media luna, y con las mismas ganas encendí el primer cigarrillo, 
sintiendo un nudo en la garganta donde antes me inundaban de todos los sabores aquellos besos, ya no eran tus brazos los que me cobijaban en medio de la tempestad, la noche se apiado de mi alma y me soltó un poco de su brillo como dándome a entender que nunca volverás.

¡Y que alivio! porque descubrí otra faceta tuya que resultó tan lejana y desconocida, merodeé por los rincones de los lugares donde fuimos felices y nunca más se sintieron tan completos, tan llenos de vida y magia, después de tantos meses ya no me he topado con tu existencia, más que todas las veces en que mis letras me han hecho una mala jugada y vuelvo a escribir del tiempo en que fui feliz y claro esta que termino hablando de la forma de tus manos, los hoyuelos que se te forman en ambos lados de las mejillas, de como amaba cuando con tu barba me hacías cosquillas en el alma.

Que absurdo se siente seguir hablándole al hombre con el que indudablemente gané tantas alegrías y al mismo tiempo el que aun con el pasar del tiempo, de los daños, 
me ha dejado tantas amarguras, tristezas, llantos, corajes.

Como quien va por la vida con viejas amistades, con esa manía de morderse las uñas cuando esta nerviosa, de agachar la mirada y hacer de cuenta que el mundo no se detiene ante su presencia, que no solo basta con verle sonreír para curar un poco las penas, que con el paso de los años se va volviendo cada ves más interesante, que puede que ahora ya no sea la misma talla que hace algún tiempo, y sin embargo, queda perfecta bajo el umbral de aquél farol que sigue en el lugar exacto como contemplando su caminar.

Existen mil y un formas de amar la vida: como la ves en que me quedé mirando esos ojitos de mi pequeña princesa, y esa paz que siento al abrazar a mi mayor alegría, las charlas que tengo siempre con mi hermana que terminan en risas hasta los huesos, y que decir cuando mi mamá sin saberlo, con su sola presencia me ha remendado el corazón más de una vez.

Todos mis escritos tienen algo en común: van llenos de muchas vivencias y lo que mi corazón me grita en esos momentos...





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