jueves, 12 de abril de 2018

Nostalgía



Tenemos un millón de etiquetas puestas menos la más bonita que pudiera haber: NUESTRO, y es así como poco a poco se evapora lo que en algún momento en nuestras vidas era lo más valioso, vuelvo a dar un vistazo por ese camino que al paso del tiempo se ha llenado de huecos, espacio, vacío, piedras y un sinfín de cosas tristes, o tal ves demasiado difícil de digerir.

He tenido tanto tiempo para pensar en las cosas buenas y malas, y siempre regreso a la misma pregunta ¿en que momento de nuestra felicidad desencajamos? o quizás vacilábamos todo este tiempo queriendo pensar que al hacernos felices de esa manera, lo de menos eran las piezas faltantes para armarnos por completo.


Ahora mismo sentada frente a esta computadora, no logro siquiera adivinar que estarás pensando, o si en todo este tiempo te he pasado por la cabeza, es irónico como estoy convencida de que la mejor opción es la que tomaste por los dos: separación, y mi corazón aún guarda una pizca de esperanza para recuperarnos, a estas alturas de mi duelo están tantas ideas que no me dejan ser ni estar tranquila, mi otro yo te idealiza cantando nuestras canciones y sintiéndote miserable por haberme dejado ir, repitiéndote que no puedes estar sin mi.


Te escribo como si me leyeras y para mi es lo más cercano al desahogo emocional que puedo hacer, trato de mantener mis tonterías para que la nostalgia no me alcance, para reconfortarme del vacío que dejaste al marchar, ese que ahora nos acompaña a los dos, porque aunque trates de hacerte el fuerte, se lo mucho que signifiqué en tu vida y todo lo bonito que sentías a mi lado.


No, esta no es una carta más a la persona que quise y que aún a pesar de tanto que ha pasado sigo queriendo, esta es una carta menos a la nostalgia, que poco a poco empieza a ser más llevadera y menos pesada, como lo fue esa llamada que significó el fin de lo nuestro.

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