Siempre he sido una chica de humor cambiante,
con tonalidades que van desde el rosa pálido hasta el más oscuro negro,
con un millón de muecas y sonrisas espontáneas que se dibujan en mi rostro,
unas cuantas pecas que se desvanecen con un poco de polvo compacto.
Me gusta pensarme como alguien fácil de comprender,
pero vuelo lejos con la menor provocación
y me amarro fuerte a mis emociones hasta darlo todo y quedar
un poco rota o con grietas dentro o fuera de mi.
Justo ahora me he sentado a imaginar mi futuro
cuando lo único certero que tengo podría ser mi familia
y esta manía que tengo de convertir todo mi dolor en poesía,
de encontrarme bajo esta lluvia de letras que me describen un poco.
Con un montón de sueños rotos que de niña me hacían bailar,
esas ganas inmensas de comerme al mundo cuando ni si quiera lo he intentado,
tantas veces que he esperado que llegué alguien tocando en el umbral de mi vida
y venga a inundar todo este desierto en que me he convertido.
He bailado un millón de veces hasta terminar agotada
y me han dolido otras tantas más los pies por ello,
como aquella ocasión que juraba no poder lograrlo
cuando de pronto me descubrí dando vueltas y sonriendo.
Y se te vienen un montón de recuerdos que te estrujan el alma,
te hacen descender de donde creías haber avanzado
sabiendo que siempre habrá una parte de ti que se quedó en ellos
pero ya con la certeza de no querer volver a esos sitios o personas.
Deseas muchas cosas tontas que tu niña interior te reclama,
te levantas a las 2 de la mañana con un dolor de cabeza constante
te miras en el espejo de una adulta que se niega a serlo
y balbuceas unas cuantas palabras de te extraño para alguien ahora desconocido.
Ya no basta con despertar siempre esperando que la vida se componga,
porque el cansancio a las 2 de la tarde es emocional
o pretender que alguien venga a acomodar todo este desastre
cuando aún en mis peores momentos brillo por lo chingona que me siento...
jueves, 26 de septiembre de 2019
jueves, 12 de septiembre de 2019
Desajuste
Nunca me ha quedado bien escribir cosas cursis y esas tonterías,
siempre he sido más de tener el corazón roto y estallar en mil letras,
sentir que plasmo lo que estoy latiendo es casi tan reconfortante
como ver las gotas de lluvia danzar entre la ventana de un apartamento vacío.
Entonces ahorita es como estar nadando a contra corriente
creyendo que todo esta bien e intentando escribir a conciencia
cuando lo mio en realidad siempre ha sido destrozarlo todo
con mis gritos acallados que se cuelan por esto que intenta pasar como poesía.
Y vuelvo a pensar en que demonios se esta haciendo un jueves
a las tantas de la tarde con la cabeza hecho un lío y el corazón otro tanto,
cuando has tratado de mil formas de convencerte de tu estabilidad
entre muchas cosas y solo llegas a tumbarte en esa vieja cama.
Con tanto disparate que tu mente es capaz de maquinar
decides ocuparte en vanalidades y olvidas lo que de verdad llena,
un estallido de emociones que te vuelquen de pies a cabeza
y te recuerden lo realmente viva que se puede sentir alguien como tú.
Que últimamente el cabello se me ha desordenado bastante,
los nudos en mi garganta no me dejan respirar
y me he sentido fuera de lugar en más de una ocasión
cuando volteo a mi alrededor y me aburre lo que veo.
No me puedo reconciliar con mis demonios, ni frente al espejo,
esta etapa de abatimiento y cansancio emocional ha durado
tanto que me he vuelto intolerante hasta con los míos,
me desmorono incluso con lo más insignificante en silencio.
Ocurre que ya no son las personas ni el lugar o momento.
me he descubierto odiando cosas que antes juraba amar
obedezco a una delgada línea entre la indiferencia y la tristeza,
es casi imposible hacer como si nada, cuando lo es todo junto.
Pasa que ya no te limitas solo a encerrarte desde dentro,
a escuchar música que te rompa las entrañas y el oído,
buscas en donde meter todo este cumulo de sinsabores
y terminas viniendo a esta vieja costumbre que tienes desde pequeña...
siempre he sido más de tener el corazón roto y estallar en mil letras,
sentir que plasmo lo que estoy latiendo es casi tan reconfortante
como ver las gotas de lluvia danzar entre la ventana de un apartamento vacío.
Entonces ahorita es como estar nadando a contra corriente
creyendo que todo esta bien e intentando escribir a conciencia
cuando lo mio en realidad siempre ha sido destrozarlo todo
con mis gritos acallados que se cuelan por esto que intenta pasar como poesía.
Y vuelvo a pensar en que demonios se esta haciendo un jueves
a las tantas de la tarde con la cabeza hecho un lío y el corazón otro tanto,
cuando has tratado de mil formas de convencerte de tu estabilidad
entre muchas cosas y solo llegas a tumbarte en esa vieja cama.
Con tanto disparate que tu mente es capaz de maquinar
decides ocuparte en vanalidades y olvidas lo que de verdad llena,
un estallido de emociones que te vuelquen de pies a cabeza
y te recuerden lo realmente viva que se puede sentir alguien como tú.
Que últimamente el cabello se me ha desordenado bastante,
los nudos en mi garganta no me dejan respirar
y me he sentido fuera de lugar en más de una ocasión
cuando volteo a mi alrededor y me aburre lo que veo.
No me puedo reconciliar con mis demonios, ni frente al espejo,
esta etapa de abatimiento y cansancio emocional ha durado
tanto que me he vuelto intolerante hasta con los míos,
me desmorono incluso con lo más insignificante en silencio.
Ocurre que ya no son las personas ni el lugar o momento.
me he descubierto odiando cosas que antes juraba amar
obedezco a una delgada línea entre la indiferencia y la tristeza,
es casi imposible hacer como si nada, cuando lo es todo junto.
Pasa que ya no te limitas solo a encerrarte desde dentro,
a escuchar música que te rompa las entrañas y el oído,
buscas en donde meter todo este cumulo de sinsabores
y terminas viniendo a esta vieja costumbre que tienes desde pequeña...
martes, 3 de septiembre de 2019
Algo bonito
Que conflicto eso de tener que escoger entre lo que te gusta, lo que te hace feliz, lo que te hace bien y lo que esta bien según las demás personas. Debería ser más fácil que venga todo en combo y te llene todas las expectativas, pues has aprendido a caminar por la vida sola, pero estarías dispuesta a permitir que alguien más te acompañe y te ayude a cargar de vez en cuando uno que otro peso que se te acumula desde dentro.
Que a mitad de la pista de baile se detenga a mirarte, te ponga el cabello detrás de la oreja y te diga que eres la niña más bonita que existe en aquél lugar, en ese su mundo que se han construido de a ratos, de espacios y rincones que han creado sigilosamente por miedo a que alguien más venga a desbaratarlo todo; y mientras hace todo esto te bese durante un millón de tiempo que se te escapa de entre las comillas, esas su cita favorita.
Y aterrizar a las dos de la madrugada en medio de unas sabanas aún frías que esperan volverse cuna y anidar los más sucios y exquisitos recuerdos mientras se desvisten los miedos, bajo la tenue luz que se cuela por la ventana, y esa ráfaga repentina de sensaciones que se habían quedado guardadas bajo llave y han encontrado la manera de presentarse e instalarse en esa alcoba, en el baño, la sala y la cocina; ahora toda esa casa ha tomado la forma alta y perfecta que tus ojos adoran.
Despertar con un poco de resaca por tan embriagador aroma a café recién hecho, con la silueta desnuda que anuncia un nuevo día y el baño tibio que ansia refrescar y reanudar la rutina, sin embargo no eres la misma de hace unos meses que se rehusaba a compartir un postre por la tarde, o la cerveza del sábado por la noche porque tenía claro lo que vendría después.
Alguien que sin temor de lo desconocido te encuentra jodidamente perfecta con esas ojeras al despertar y el cabello revuelto, cuando en tus peores días te ha sabido sostener y dar impulso, cuando a mitad de la noche tu mundo se derrumba y tienes sus brazos para sostenerte, de esos amores que tantas veces creíste imposibles o ficticios y ahora lo tienes ahí sentado frente a ti mientras desayuna esos horribles hot cakes que preparaste y te da las gracias y miente diciendo que le han encantado, por el simple hecho de que sabe lo mucho que odias la cocina.
Esa persona caminará de tu mano presumiendote y haciéndote sentir la mujer más afortunada del mundo, o te llevará en auto por la carretera cantando a coro las canciones que a ti te gustan sin importar cuan ridículo parezca (nunca es así cuando se es enamorado) y bailará pegado a ti, y tu sabrás entonces que todo este tiempo ha valido la pena y la espera por estar junto a él...
Que a mitad de la pista de baile se detenga a mirarte, te ponga el cabello detrás de la oreja y te diga que eres la niña más bonita que existe en aquél lugar, en ese su mundo que se han construido de a ratos, de espacios y rincones que han creado sigilosamente por miedo a que alguien más venga a desbaratarlo todo; y mientras hace todo esto te bese durante un millón de tiempo que se te escapa de entre las comillas, esas su cita favorita.
Y aterrizar a las dos de la madrugada en medio de unas sabanas aún frías que esperan volverse cuna y anidar los más sucios y exquisitos recuerdos mientras se desvisten los miedos, bajo la tenue luz que se cuela por la ventana, y esa ráfaga repentina de sensaciones que se habían quedado guardadas bajo llave y han encontrado la manera de presentarse e instalarse en esa alcoba, en el baño, la sala y la cocina; ahora toda esa casa ha tomado la forma alta y perfecta que tus ojos adoran.
Despertar con un poco de resaca por tan embriagador aroma a café recién hecho, con la silueta desnuda que anuncia un nuevo día y el baño tibio que ansia refrescar y reanudar la rutina, sin embargo no eres la misma de hace unos meses que se rehusaba a compartir un postre por la tarde, o la cerveza del sábado por la noche porque tenía claro lo que vendría después.
Alguien que sin temor de lo desconocido te encuentra jodidamente perfecta con esas ojeras al despertar y el cabello revuelto, cuando en tus peores días te ha sabido sostener y dar impulso, cuando a mitad de la noche tu mundo se derrumba y tienes sus brazos para sostenerte, de esos amores que tantas veces creíste imposibles o ficticios y ahora lo tienes ahí sentado frente a ti mientras desayuna esos horribles hot cakes que preparaste y te da las gracias y miente diciendo que le han encantado, por el simple hecho de que sabe lo mucho que odias la cocina.
Esa persona caminará de tu mano presumiendote y haciéndote sentir la mujer más afortunada del mundo, o te llevará en auto por la carretera cantando a coro las canciones que a ti te gustan sin importar cuan ridículo parezca (nunca es así cuando se es enamorado) y bailará pegado a ti, y tu sabrás entonces que todo este tiempo ha valido la pena y la espera por estar junto a él...
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