que cuente lo poco que ha ido aprendiendo a lo largo del día
y dibuje con sus manos garabatos que van tomando forma,
nombrando tantos huecos que han quedado vacíos desde dentro
Y que la vida poco a poco se va transformando en muchas cosas
menos las que en realidad te hacen saltar de la cama
a las 2 de la mañana solo para voltearte y sonreír por quien esta a tu lado,
sintiendo esos sueños como una bofetada necesaria para continuar.
Otros 365 días de oportunidades en los que la mayoría de las veces
volteo para ver que tanto he avanzado y cuanto falta por pisar,
y me detengo una noche a respirar y soltar tantos recuerdos
y una que otra lágrima que baja en silencio por mi cara pálida.
Hace años que mis manos y mi cuerpo no tienen vida y se enfrían,
como recordando el vacío que ahora habita en mi ser,
por más amigos que me rodeen y personas que se acerquen
siempre hay un espacio entre ellos y lo poco que queda de mi.
Pasa siempre la misma canción en la radio como anunciando cotidianidad
y los labios se agrietan un poco más cuando de esperar se trata,
ahora se ha ido un poquito más a quien daba por sentado,
dejándome con un montón de cosas por decir y hacer en su lugar.
Otro año en el que por supuesto los raspones que ahora llevo
tienen un lugar en especial donde duelen un poco más
y van cambiando de colores con el paso del tiempo
como un arco iris que anuncia la calma después de la tempestad...
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