Llevo mucha ropa encima por aquello del frío, tantos recuerdos me han dejado también un poco exhausta y expuesta ante tanto espacio que se creó desde que él ya no, vacilando ante las adversidades encuentro exquisito el poder compartir con los míos algunos minutos de victoria, todo aquello que sin dudarlo me ha vuelto inquebrantable.
Al menos por un tiempo, después vuelvo a ser la misma niña temerosa que se escondía bajo aquel mueble ya viejo, esa que se mantenía calientita dentro de los brazos de su madre y reía a carcajadas con todos los juegos compartidos con mi mejor amiga desde siempre: mi hermana.
Y que bonito ¿no? poder presumir que toda tu vida ha transcurrido acompañada de la mejor que puede existir en el universo: mi más grande apoyo, mi alma gemela y muchísimas cosas más, cuando de repente tropezaba, era ella (y lo sigue siendo) la que me impulsa a seguir adelante.
Desde siempre he sabido no ser del mismo tipo de chicas que esperan que la salve "su príncipe azul" porque la vida se encargo desde muy pequeña de hacerme ver el valor del esfuerzo y del trabajo, tampoco estoy a años luz de la que espera poder encontrar el amor verdadero entre tanto que pasa ahora con el mundo.
Deseando que siempre haya un café al final de la jornada que compartir con alguna amiga o amigo que te haga la vida más bonita, la sonrisa más amplia y el corazón más cálido, o que de entre tantas salidas un día sin más deje de esperar encontrarlo por casualidad, ya con el alma más tranquila.
Todo esfuerzo por conseguirlo es nulo al momento de recordar, se vuelve la piel más fría, los ojos cristalinos, y un nudo en la garganta tan lleno de cosas sin decir, pero vamos ¿que le podrías decir a una persona que se fue cuando más la necesitabas?
Entonces lo único que queda es engañar nuevamente al tonto corazón y al cuerpo ¡NO! no lo necesitamos en nuestras noches cuando en la oscuridad tocas tu piel y te imaginas la suya como tantas veces, ¡NO! tampoco necesitamos esos besos y esa barba tan desaliñada como la forma de sus manos.
Siempre vuelvo a los lugares donde fuimos felices, a veces sin quererlo y otras más inconscientemente...
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