pero en el lado correcto de la vida
en el que me he dado cuenta que nadie me ha definido
tan perfecto como la vez que me observe desde dentro y florecí.
Sintiendo tanto por alguien que nunca hizo nada al saberlo,
y tan poco por quien juntaba constelaciones para regalarme,
que en tantas ocasiones todo este caos ocasionó un terremoto dentro,
haciéndome sentir tan incompleta y falta de motivos para quedarse.
Tantas veces en que me gana el coraje y el orgullo
de poder demostrar a quien sea y contra lo que fuese
el porque de mis guerras internas y como he logrado combatirlas,
que también las fogatas para calmar el alma se pueden volver en tu contra.
Que una mañana cualquiera despiertas y sientes que el mundo no te alcanza,
quieres gritar y saltar, lanzar fuegos artificiales y brillar,
pero también hay muchas otras que la cama suena como el mejor de los planes,
una bebida caliente y cerrar el corazón por al menos un día.
A veces el no estar lista para que la vida siga también es valido,
el querer cerrar las cortinas y esconderse del mundo
cuando a mitad del amanecer el estruendo de las calles es una pésima idea,
y los sabores del cereal se han tornado tan vacíos, amargos y tristes.
El desdibujar de ese espejo una sonrisa tan forzada
saber que la peor de tus facetas se ha apoderado de ti
y no se quiere ir porque es más cómodo dejar de fingir que todo esta bien,
esos colores que antes amabas van perdiendo el sentido.
El cabello se te desacomoda un poco a medida que intentas arreglarlo
algo así como el corazón que ha dejado de latir normal,
se niega a seguir después de tantos rasguños y quiebres
en que nunca ha logrado salir victorioso, solo se rinde...