Que tan jodido debe estar uno para preguntarse ¿porque no le gusto?
¿que tengo de malo?, tantas veces que he leído todo el sermón del amor propio
y sin embargo no logro aplicarlo en mi, como si mi corazón hablara otro idioma
que me niego a aprender porque la niña es terca y se empeña a donde claramente no es
Como si fuera tratando de explorar nuevos horizontes y la vida me empujara al contrario
balanceándome entre lo que quiero y lo que puedo, pero esto último no me llena,
entonces vuelvo a buscar un rayito de luz que logre calmar tanto frío que se ha quedado dentro
confundiendo la tibieza de un alma incongruente con la calma que creo merecer
Con los ir y venir de las personas cuesta desprenderse del caparazón que se lleva a cuestas,
batallando con los fantasmas pasados, el agotamiento del presente y la incertidumbre de un mañana,
ya no solamente nos dejamos llevar por el exterior que tristemente se agota,
es mejor un alma bonita, de esas que te hacen querer quedarte por un buen rato recostada en ella
Y ahí voy de nuevo a refugiarme en el rincón de cualquier lugar con la esperanza
de que pase este desorden que ha dejado un extraño al que no logro conocer del todo por temor,
pero tampoco puedo sacar de mi cabeza, como una incertidumbre queriendo ser descifrada
aunque muchas de las veces llega el desánimo y el querer tirar la toalla con tan poco
Tan triste como queriendo gastarte la poca cordura que te queda con un incierto,
como esos tonos grises que tanto odio porque nunca he podido combinarlos,
batallando para mantenerme cuerda con todo este desorden que cada vez es peor,
sin tomar en cuenta que ahora la dosis de pastillas debe ser mayor por aquello de los males
Pocas cosas pueden volcarme la cabeza como aquellas palabras no dichas, las frases a medias,
los deseos incumplidos o que crecen a medida de que uno prueba la dicha de satisfacerlos,
teniendo innumerables tentaciones uno siempre elige le peor de todas: la difícil,
esa que vale la pena esperar porque si cumple con todo lo que te imaginas, como pocas
Ahora no importa el rostro o aroma de esta misma porque seguro que mi cuerpo la reclama,
dirigiendo mis pasos a esa silueta que se difumina por la noche cuando las almas se entienden,
los besos saben a todos los sabores que faltaban por descubrir, me tiemblan las manos y la voz,
es ahora cuando siento el abismo del que todos hablan, sin saber si habrá un buen retorno...
