jueves, 29 de marzo de 2018
Curandome de ti
La única vez que he sentido el tonto deseo de ir corriendo tras de alguien ha sido contigo y ya no se si esa es una buena señal, al contrario yo pensaría que es la peor de todas, y es que una no va por la vida amando a la persona equivocada por tanto tiempo, al menos eso es lo que yo creo, aunque contigo me ocurrió una sacudida que me hizo cambiar de opinión en un abrir y cerrar de ojos, de repente era tu sonrisa la que me envolvía en la magia más linda que alguien me ha mostrado, y no no estoy hablando específicamente de esas comillas que se formaban al hacerlo, algo más allá de todo, era que la causa siempre fui yo y se sentía como lo más exquisito que me ha pasado en mucho tiempo.
Y tu bendita manía de devolver el favor con la misma costumbre, adoraba esas bromas tontas que eran el pan de cada día, iluminabas mi existencia con la tuya y ni siquiera lo sabías, quizá fue una mala idea no hacértelo saber en su momento y ahora odio decirlo pero tal vez sea demasiado tarde para hacerlo, y es que hay un sinfín de cosas que nos faltaron por vivir, pero todas las que tuvimos siempre fueron importantes y únicas, me agrada la idea de pensar que para ti también.
Esa barba fue una más de tus facciones que hacían que me volviera loca con tan solo verte, tus manos entre las mías, rodeando mi cintura, ¡que va! el lugar era lo de menos, fue el simple hecho de sabernos dueños el uno del otro, tu aroma impregnado en mí, estoy completamente segura que aunque siempre fueron más malos que buenos, nuestros momentos siempre valían cada espera y todos los corajes interiores que pesaban por tanto tiempo lejos de ti.
Aguardo el momento de poder curarme de ti, de tus torpes celos que me encantaban pues me hacían sentir amada, de tantas cenas compartidas, de nuestro afán por los tacos, de las bromas que solo nosotros entendíamos, el estar locamente enamorados, de tu única y peculiar manera de quererme sin tantas muestras, esas horas hablando por teléfono, tu familia haciéndome sentir parte de ella, tu ropa, tu altura.
He dejado todo en manos del destino y creo que poco a poco va aclarando todo a su paso, empecemos por el día a día e irremediablemente terminará con todo aquello que alguna vez fuimos (o al menos me hará acostumbrarme al ya no).
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